Muchachita de Luna
Ésta muchachita
vino con la luna
y todas las noches
se mece en su cuna.
Ésta muchachita
mueve sus piecitos
y su papaíto
la llena con besitos.
Cierra tus ojitos
mi dulce Johanna
acurruca tus sueñitos
en la luna llana.
Duerme, duerme muchachita.
Duerme mi Johanna,
tierna estrellita
que alumbra mis mañanas
Duerme, duerme, duerme
mi dulce Johanna
deja que el infinito ruede
en tus manitas.
Muchachita suave
llenas con suspiros
la noche que huele
a pirú y pinole
Muchachita linda
rocías las montañas
cuando lloras
por la madrugada.
No llores princesa,
no llores preciosa
porque a las noches
llenas de tristeza.
¡Ay muchachita!
por esos ojitos podría
quemarse
el mundo enterito.
Duerme, duerme muchachita.
Duerme mi Johanna,
tierna estrellita
que alumbra mis mañanas
Duerme, duerme, duerme
mi Johanna
deja al infinito rodar
en tus manitas.
Duerme, duerme, duerme
mi Johanna
tierna estrellita
que alumbra mis mañanas
Luisa Albarrán
16/octubre/2008
martes, 30 de diciembre de 2008
Menos que un azote
Menos que un azote
I
Era una de las mejores
pero en la casa del jabonero.
resbalé
En diciembre llueve;
bajo la ventana
pienso que mi sombra
pertenece a un cuerpo
sin calor.
La noche se va helando
y el espíritu,
en cualquier momento,
puede convertirse
en una lapida:
estas ideas testarudas
son menos que un azote.
II
Voy preguntando
por mi alma sin alas.
Entre la gente distribuyo
pedacitos de mi corazón.
Es una lastima que mis pasos
no tengan eco, ni huella
ni nada
III
Conozco la excusa
de memoria,
pero igual escucho
y me sorprendo.
No pidas perdón
por la tardanza
otros huesos perfuman
los callejones, las calles
y tus pantalones.
Esta osadía
anuda mi lengua.
IV
No me conciernen,
tus amores,
es cierto,
pero son un fantasma
que me han roído
el corazón y la lengua.
Ando muda
y desconcertada.
Tus ojos suavemente
abrazan,
ojalá asfixiaran
para que los peligros
que se avecinan
desaparecieran.
Luisa Albarrán
08/diciembre/2008
I
Era una de las mejores
pero en la casa del jabonero.
resbalé
En diciembre llueve;
bajo la ventana
pienso que mi sombra
pertenece a un cuerpo
sin calor.
La noche se va helando
y el espíritu,
en cualquier momento,
puede convertirse
en una lapida:
estas ideas testarudas
son menos que un azote.
II
Voy preguntando
por mi alma sin alas.
Entre la gente distribuyo
pedacitos de mi corazón.
Es una lastima que mis pasos
no tengan eco, ni huella
ni nada
III
Conozco la excusa
de memoria,
pero igual escucho
y me sorprendo.
No pidas perdón
por la tardanza
otros huesos perfuman
los callejones, las calles
y tus pantalones.
Esta osadía
anuda mi lengua.
IV
No me conciernen,
tus amores,
es cierto,
pero son un fantasma
que me han roído
el corazón y la lengua.
Ando muda
y desconcertada.
Tus ojos suavemente
abrazan,
ojalá asfixiaran
para que los peligros
que se avecinan
desaparecieran.
Luisa Albarrán
08/diciembre/2008
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