jueves, 15 de enero de 2009

Absurda y Efimera



Saludos:


La sangre me hierbe de meritira alegrìa. Poco a poco me estoy recuperando. Poco a poquisimo me vuelve la inspiración, las letras, los versos. En pocas palabras la vida.


Je!

Dudas, sugerencias, comentarios. Bienvenidos...


Ciao



Absurda y Efímera

¡Amor mío!
No me provoques.
Bajo la almohada
guardo un puñal
que compré
en una tiendecilla cualquiera,

¡Amor mío!
No me provoques.
Sólo para aliviar mi tedio
ataré tus miembros
con cordeles.

¡Amor mío!
No me provoques.
La arrastraré mediadora
por la plaza.
Cogeré su cabello
y te haré un suéter.

¡Amor mío!
No me provoques.
Le abriré el pecho,
los brazos,
los codos .
Le echaré plomo en las heridas.

¡Amor mío!
No me provoques.
Ella piensa que digo lo que pienso.
esta cacofónica situación
la ha justificado
con mis celos aglomerandos.
Sin embargo su bilis ha fermentado
por su bolsillo afectado.

¡Amor mío!

¡Mírame, mírame bien!

No soy cualquiera.
Si me provocan los cazaré
los cazaré y expondré
sus tripas en la torre Eiffeil.



Luisa Albarrán

15/febrero/2009

martes, 13 de enero de 2009

Anónima

Anónima


Soy anónima
la vibración del sol
es la cúpula del cráneo.

Justificadamente estoy retenida
en las paredes de este verde cuarto.
Mis manos ociosas
planean hacer una chambrita
con punto de arroz.
-un derecho, un revés.
Un revés, un derecho-.
De pronto el hilo
se enreda;
un mono
aparece, se rebela,
distrae mis planes
y el cuchitril de mi mente
se desploma.

Por si las dudas
he comprado un puñal
en una tiendecita cualquiera
sólo para aliviar mi tedio.

Mañana podré cambiar
de pensamientos o de música
pero hoy. Sólo hoy
déjenme disfrutar
el devaneo de mi mente.

Luisa Albarrán
13/enero/2009

viernes, 9 de enero de 2009

Su calor no duerme pegado a mi

Su calor no duerme pegado a mi.


Comienza larga la noche
la congoja se respira
en sus poros.

Mi entraña tejió
su cuerpecito.
Fui fecunda y sagrada.

¡Hermoso mi hijo!

Yo miro por sus ojos
y él mira por mis heridas:
lo dejé en los brazos
de mi hermana cuando apenas
estaba en pañales.

Su calor no duerme pegado a mi.
Su calor no duerme pegado a mi.

Atarantada en el laberinto
de mis anhelos.
Sacrifiqué mis brazos de madre.
Sus ojitos risueños
ahora miran con ternura.
Su boquita despierta
hace ruiditos
que no escucho.

Yo le vendí el alma.
Su calor no duerme pegado a mi.

Ocupada en mí,
me acosté en los espejismos
de mis anhelos;
sacrifiqué mis brazos de madre.

Ahora desciende la desazón
en medio del corazón.

Luisa Albarrán
09/enero/2009