miércoles, 4 de marzo de 2009

Sentir

Sentir…

Por las mañanas
traigo un escorpión,
rasga mis entrañas,
roe mis pasos,
sacude mi lengua
coloca su veneno
usurpa mi corazón.

No está tranquilo,
parece que le han dado
choques eléctricos.

No está tranquilo
y desquita su desasosiego
con un chorro mi sangre
y un pedazo de mi carne.

Desgajada, camino
por las lúgubres calles
de una ciudad fría.

Mis brazos traen el calor
de una niña hermosa.
Pero la nostalgia
está en el eco de mis pasos.

Lo peor, es darse cuenta
a destiempo de las cosas.
Sentir como corre desbocado
por mis venas.

Sentir, sentir, sentir
desorientarme, activar
mis celos, estar al borde
de la razón.

Sentir, sentir que las cosas
no marchan bien.
Escuchar el llanto de mi niña:
ahogarme en lágrimas.

Sentir como la verdad
flagela los ojos, los oídos,
el vientre, la carne.

Encontrar a mi esposo en la cama
en los brazos de su hermana
no me extraña,
no me duele,
ya no siento

La sombra clara
de una mujer extraña
comienza a fugarse
con la neblina de la mañana.

El escorpión que habita en mí
encuentra nuevamente la paz
y vuelve a encender mi sangre.


Luisa Albarrán

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